Madre
Me
enseñaste que se mira
Pero
no con ojos
Me
enseñaste de rosas
Pero
con espinas
Que
tañen las manos
Como
de Gabrielas
Como de Alfonsinas
Visitando el mar
En
su bautismo
Baño Visceral.
Me
enseñaste de un seminarista
De
bello mirar
Al
que una salmantina
De
rubios cabellos
No
pudo olvidar.
Me
enseñaste el canto de la libertad
Aquella
del alma, y mil cosas más.
Me
enseñaste de mares azules
En
los que Neruda quiso navegar
“Para
escribir los versos
Más
tristes esta noche”
Pero
sin llorar.
Te
oí de Porfirio tantas languideces
Y
todos los miedos
De
María Carranza
Que hoy con el alma
Y
en dulce añoranza
Te digo:
Por
enseñarme de ellos
Madre
muchas gracias.
Sabes
que bendigo
Tus bellos regalos:
El del
vientre albo
Que
acunó mi ser
Y el de tu nobleza
Al
permitirme
La
vida leer.
Jenny Cabrera/Maye
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